nota:-escuchar:
Busco otra manzana podrida como yo.
Otro zurdo solamente de mano que se revuelque en el piso cuando un ciego se atropelle un poste de luz.
Alguien a quien le alcance a quien le sea suficiente.
Busco la energía de una canción lenta en estos días agotadores y nublados.
Los chicles Bazzoca de menta,
la cara feliz de msn,
el cuarto verde de mi casa,
el desorden de todo.
Lleva toda una vida ser digno de que una existencia sea llamada “vida”.
Todo eso para decir que las puertas también pueden coincidir con mil mesetas.
Leería cien veces todos los poemas necesarios,
toda a filosofía necesaria.
El tiempo de las heridas es otro tiempo también.
Cucarachas, gusanos, hormigas, nadie me va a obligar a limpiarlo.
Voy a hacer un agujero todas las veces que quiera y me dejen. No voy a saltar la cuenca, como si nada o porque sí.
Tres palomas de bolsillo decoran la entrepierna de un cuarto usado con calor en enero.
La voz viene de otro lado,
del estómago o del pulmón.
Sol de noche así le dicen a lo que nace también del dinero y la oscuridad.
La astrología que repite un chiste y una promesa. La astrología berreta de google.
Es una premisa:
En primavera nunca se puede sentir el olor verdadero de una puta flor.
De mi organismo sin sistema a mi hereje forma de lavar los platos y besar.
El olor nauseabundo que también es placer,
la literatura que nace de ese encierro,
la aguja clavada siempre a la misma recta hora para que se vaya con la luz de las 6.
Veintidos como mi edad cuando pienso en el calendario.
Lejano un pedazo de madera que no oye y un acá un ventilador de techo marca Marshall que nunca deja de hacer ruido.
La persiana de lata que a diferencia de la ciudad deja traspasar el sonido de la lluvia.
La vibración de unas paredes de cemento y viga que tienen 90 años o más.
El tiempo ahogado con el humo de un cigarrillo convidado,
otro número,
otro olor.