Ayer Domingo me convencí que debajo de nosotros debe haber algo.
En general las cosas tienden a congelarse,
y puedo asegurar que eso no tiene que ver ni con el Otoño ni con frío.
y puedo asegurar que eso no tiene que ver ni con el Otoño ni con frío.
Atrás de mi
el armario ese
que guarda tantas porquerías,
que nunca acomodo,
porque cada vez que pruebo no me sale;
el armario ese
que guarda tantas porquerías,
que nunca acomodo,
porque cada vez que pruebo no me sale;
la mesa,
la laptop en la mesa
y mi zapatilla que raya el piso parquet,
que creíamos que “iba a ser más cálido”,
pero es igual.
En la pared: el calefactor,
más esa misma pared que se va a manchar por el humo del calefactor,
que hace poco pusieron,
que hace poco empezamos a prender.
No hay nada detrás que me venga bien,
o hay tantas cosas que se esconden,
y me canso de buscarlas,
irremediablemente me canso.
la laptop en la mesa
y mi zapatilla que raya el piso parquet,
que creíamos que “iba a ser más cálido”,
pero es igual.
En la pared: el calefactor,
más esa misma pared que se va a manchar por el humo del calefactor,
que hace poco pusieron,
que hace poco empezamos a prender.
No hay nada detrás que me venga bien,
o hay tantas cosas que se esconden,
y me canso de buscarlas,
irremediablemente me canso.
El día me dio ganas de que fuera este día por mucho rato,
le robo un pulover a mi hermano y salgo.
Elegimos el bar de nuestros inviernos
y a mi se me da que esta estación
le robo un pulover a mi hermano y salgo.
Elegimos el bar de nuestros inviernos
y a mi se me da que esta estación
-helada-
nos jode para que extrañemos gente.
“Un café doble con crema y una factura” le dije
y de pronto todas empezaron a hablar mucho,
la gente se movía intuyendo cosas más allá de la gente,
y de pronto todas empezaron a hablar mucho,
la gente se movía intuyendo cosas más allá de la gente,
y de pronto un alboroto;
y a mí se me generó una confusión enorme por quela Vero me mandó a que eligiera la factura;
y se suponía que era una bar donde te traen las cosas,
donde hay un catálogo elevado con precios y ofertas,
donde las cosas se piden
y por eso nos quejamos,
por “elegir sin mirar”.
Si hubiera una sustancial diferencia entre un café y la vida,
ya alguien la hubiera escrito.
El azúcar,
mi mano revolviendo el azúcar;
las chicas diciendo muchas cosas;
unas viejas llenas de joyas,
diciendo pavadas;
la mesa;
el vidrio;
la raya que algún pelotudo dejó en la mesa;
la mitad del café frio;
la moza que lo calienta;
un partido de no se que en un tv 14´.
y a mí se me generó una confusión enorme por que
y se suponía que era una bar donde te traen las cosas,
donde hay un catálogo elevado con precios y ofertas,
donde las cosas se piden
y por eso nos quejamos,
por “elegir sin mirar”.
Si hubiera una sustancial diferencia entre un café y la vida,
ya alguien la hubiera escrito.
El azúcar,
mi mano revolviendo el azúcar;
las chicas diciendo muchas cosas;
unas viejas llenas de joyas,
diciendo pavadas;
la mesa;
el vidrio;
la raya que algún pelotudo dejó en la mesa;
la mitad del café frio;
la moza que lo calienta;
un partido de no se que en un tv 14´.
es lo único que siento.
A eso de las 10 miro el celular y
pienso que el piso late,
late todo el tiempo,
desde abajo
y nadie se da cuenta.