martes, 26 de agosto de 2008

Perezosos

Allí están, los reyes de la nada,
los del naufragio sedentario,
los sin sed.
No creen en nada, y no pretenden creer,
visten la indiferencia ante el compromiso ligado.
Los que arrastran la voluntad para no levantarla,
ayunando sin causas,
presos del poco esfuerzo.
Inútiles, viven desde lo que les dejan,
El todo servido es su ley,
Miran de lejos las causas difíciles y encerrados en su mundo de entereza
abandonan con pereza la verdadera razón del vivir.
El amor no es cláusula de un perezoso,
primero su ego y su comodidad,
no hay tiempo para cuestiones de esos términos,
el riesgo no es materia que puedan encerrar,
en la limitada conciencia que su perezosa vida les permite fusionar;
Punto y como para cortar las rimas.
Pereza, no es solamente aborrecer el momento de quererse levantar, suplicar que el reloj por productos oníricos se haya equivocado, o ovacionar los momentos de ocio, en el sofá de felpa, con un remoto control de las acciones de una máquina en solo dos dimensiones.
Los sujetos adscriptos al club P, son incapaces de hacer algo nuevo, incapaces de vencer, imposibilitados de salir, inmunes al dolor ajeno, exentos del otro como cuestión.
EL club P es codiciado, porque casi no se sufre, siempre se tiene la excusa perfecta, el pretexto ideal; y en el papel de perpetua víctima, recorren sus vidas sin cruzar el umbral.
Deben ser privilegiados, la comodidad les basta, el resto no lo necesitan;
Punto y coma para cortar el reproche.




MFL

Aperitivos




Formalidades de entrada,
versos cordialmente pensados.
Me abres la puerta del porch de tu padre,
mientras deliro con lo felices que seremos juntos,
tomando café,
al lado de la estufa, con un libro en la mano.
Cada uno con uno,
en LA-DOS diferentes.
Fugaces y sabrosos,
se toman apurados, pero cuidando los gestos.
Pareciera que todos estuvieran mirándonos,
sentimos penetrantes ojos en nuestras nucas,
y nunca nos despegamos del temor al paso en falso.
Y todavía retengo el gesto de la puerta,
y sonrío como para mi.
Mientras suena a lo lejos una música que no reconozco,
Pero que tiene bastante de clásico.
Seguramente la habías pedido,
sabías de mis preferencias.
“son dulces, fuertes, y saciadores”,
así se los describí al mozo que preguntó.
Lástima su corta duración.






MFL

sábado, 9 de agosto de 2008

La sala de Espara

Antes del dentista:


La sala de espera





Pegados por el calor,
por el color.
Música: La radio.
Sumergidos en una circunstancia,
de la que apenas son presos.
En la espera de algo más,
incapaces de mutar,
y con restringidas posibilidades de moverse.
Al reparo de la comodidad,
en una silla bastante incómoda.
Pegados, casi mudos,
casi gente.










MFL