martes, 29 de diciembre de 2009





Se notaba que aquello era un hueco;

como si ahí hubiera habido un espacio,

un bajar la mirada a una nota al pie y después volver;

un “tramo” que alguna vez había resultado insalvable.



Todo eso que parecía que se había contado y recontado tantas veces hoy era hondo,

era oscuro.

Tenía la sensación además de que la brecha se hubiera tragado un par de cosas,

y todas ellas hubieran estado siempre cayendo,

rodando,

o sin hacerlo.

Sin arrastrar nada,

o llevándoloselo todo,

para no tocar fondo nunca.



El movimiento circular y las anécdotas sobre la rueda me hicieron acordar a una frase que había escrito una vez:

“soy un círculo que gira en una calle recta”


Y entendí ahí la inutilidad de la metáfora;

y entendí también que el problema estaría no si yo giraba en rectas,

sino en curvas;

habría tantas cosas redondas,

igualmente redondas.

Entonces recién ahí esa confusión se parecería mejor a este caos;

y la metáfora sería una metáfora y no una frase que me asaltó en una clase de epistemológia.

Hay un par de personajes de una serie-de-dibujos que mira Abuelo y Hermano,

Supuse- mientras la miraba de reojo- que en esa serie los dos padrinos/haditas elevarían a Timmy para que se deslizara sobre cualquier hueco,
sin pisar,
sin rodar,
sin caerse.


Timmy Turner tiene ojos celestes y es varón.
Usa siempre una remera y una gorra rosada, muy rosada y es varón.
Pide deseos –distintos- todos los capítulos,
es decir todos los días,
pide deseos, tiene voz fina y es varón.


A veces,
sobre todo en las noches,
me acuerdo cuando me preguntaban a mí que desearía en caso de que mágicamente pudiera hacerlo.

Se me cruzaban por la cabeza muchas cosas;

entre ellas:

“volar”

por ejemplo,

- como decían que querían todos-

En realidad sabía bastante bien lo que quería,

lo que deseaba;
deseaba ser de varias formas,
todos los días de distintas formas,
pero realmente,
honestamente,
cuando me preguntaban nunca sabía exactamente como contestar lo que deseaba.
MFL

viernes, 18 de diciembre de 2009

Una buena noche




La luz estaba cortada,

apagada;

en el centro, en la plaza, en absolutamente toda la ciudad.

***

La luz no se puede acabar,

no se puede desaparecer - pensaban varios con desesperación-

no los días 24 y menos el 24 que se va a hacer Navidad

***

Aunque –creo- todo el mundo era relativamente conciente de lo momentáneo,

de alguna manera rondaba en la cabeza,

en los susurros,

y –lo que era peor- en los gestos (alumbrados apenas por velas)

ese pensamiento apretado,

concentrado,

de que había algo;

había algo que estaba ocurriendo y que no podía ser;

que lógicamente –diría primo Julián- no podía ser.

***

Una vez naturalizada esa oscuridad pasaron varias cosas,

entre ellas la anécdota de Tio Alberto que caminando con confianza por el pasillo

-cuando faltaban diez para las doce-

se dio un golpe seco en la cara y se rompió la nariz contra el mueble

-que siempre había estado ahí-.

La sangre le ensució la ropa de salir

-que ya se había puesto-;

también el piso quedó chorreado.

Varios- sobre todo las tías- dieron un par de alaridos

-cortos pero salvajes-

Aunque nadie dijo nada de lo que hoy me acuerde;

puede que nadie se haya atrevido a hablar sin que se le viera la cara.

***

Lo sorpresivo eran los pendejos de la cuadra

que también permanecieron callados;

ni un solo cuete, ni estrellita, ni relámpago.

Solamente un estruendo a las y cincuenta y ocho me hizo temblar la copa

que ya tenía en la mano;

y girar con champaña y todo alterada hacia la ventana.

Debía de haber sido Fredy,

el de la esquina (pensé) ;

cuarentón, soltero y adicto a los fuegos;

seguro fue Fredy (me convencí).

***

Mientras las copas chocaban en ese acto solemne

algo seguía ocurriendo que ya no racionalizábamos.

Después de las doce nada parecía haber cambiado;

puse al niño en el pesebre;

el niño,

el que faltaba.

Nadie más volvió esa noche al árbol;

habíamos decidido no hacer regalos ese año.













[La Navidad me vuelve Flogger -creo-(¿?)]


MFL

domingo, 13 de diciembre de 2009

Mi Libro en papel




Gente, les presento mi primer mini-libro editado en papel. Auto-gestionado. Esta a un costo de $5 nada más y para adquirirlo se tienen que contactar conmigo por los distintos medios electronicos y virtuales.


Muchas gracias a todos los que ya lo han adquirido por el apoyo en el proyecto.
Y por las críticas que intentaré acatar y responder con la mayor responsabilidad posible en breve.

Saludos a todos.



Flor Lopez


martes, 1 de diciembre de 2009

Todos los libros de autoayuda son violentos


Todos los libros de autoayuda son violentos.

En el patio interno de mi departamento hay un hombre que es feliz;
Toma cerveza con sus amigos,
fuma pipas importadas,
se rasca la panza tirado en una reposera de colores
y es feliz.

Todos los martes tiene sexo con una rubia veinteañera,
lujuriosa y sin vergüenza.
Tiene sexo desnudo,
toca tetas y es feliz.

Aparentemente desde el jueves tiene una nueva adquisición:
motocross roja y gigante;
de acá arriba es más gigante y el rojo encandila.
De mi pieza veo todo,
todo eso separado de mí por una ventana más el ángulo que se forma al calcular la altura.

Tres pisos no más,
pero todo eso separado de mí.

Hace dos días me pareció reconocer a la chica rubia en el mercado del frente,
pero no,
no era martes.

La chica rubia tenía cara de buena mina y unas tetas gigantes;
levantó la mano justo cuando yo pasaba por el frente,
por un momento creí que me saludaba,
después me convencí de que no,
no era martes.

Desde hace dos años siempre se repite la misma escena:
Yo en mi ventana,
y abajo el motoquero que tiene reposera y es feliz.

Por elección propia decidí no permitirme mirar más para afuera;
sin embargo últimamente el crujido de la moto encendida
se me planta como un sonido denso e insoportable.

No aprendo a dormir con el;
asi que limpio la casa de noche.

Ayer abrí la ventana pero me alejé enseguida.
El humo tóxico de la moto se me metió en toda la casa,
fui a cerrarla y sin querer
-juro que sin querer-
vi a una morocha;
ahora si era martes,
y era morocha.

Tapándome la nariz para no respirar el monóxido y moviendo la cabeza lado a lado me acordé de la rubia,
la rubia que era buena mina;

después de un blanco y conteniendo la respiración todavía
pensé en la moto,
en el hijo de puta de la moto
y en que él era feliz.



MFL