sábado, 9 de enero de 2010





Para Anuchiz,
la Flaka



Algo se está descomponiendo en el aire.

En la puerta de Alfonsina esperábamos con Ana a una chica que yo nunca había visto a mi vida.
La esperábamos paradas contra la pared de Alfonsina
y mirando para todos lados por las dudas de que llegara.

De las ventanas abiertas se escuchaban los murmullos de la gente que hablaba no sabía bien de qué.
Afuera el ruido de los autos no alcanzaba para eclipsar los murmullos.

La chica no estaba adentro,
tampoco afuera;
mirábamos para todos lados por las dudas de que llegara;
por las dudas de que de la derecha o de la izquierda llegara.

Algo se estaba descomponiendo en el aire,
pero todavía no lo sabíamos,
no nos habíamos enterado.

La vereda se volvía cada vez más angosta,
y la gente pasaba por entre medio de nosotras.,
por arriba de nosotras.

Metieron tres cajas de verduras y varias latas de cerveza al bar por una puerta.
Miré más de una vez las manos del hombre que llevaba las latas y las verduras.
La vena de la mano inflada que le recorría hasta el hombro por todo el cuerpo.

Ana tampoco la había visto nunca en su vida,
pero sin embargo la esperábamos;
y yo no hubiera tenido que verla nunca,
si no fuera por Ana que me hacía estar ahí esperándola.

Algo impune se seguía descomponiendo en el aire
Y nosotras esperábamos afuera a esa chica que no habíamos visto nunca,
para verla por primera vez.
Y las personas adentro tomaban cerveza a las ocho de la noche y murmuraban muchas cosas fuertes.
Todas juntas murmuraban más fuerte que los autos que pasaban;
y yo los escuchaba a todos mientras seguía mirando lado a lado por las dudas que llegara.






MFL





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