domingo, 14 de septiembre de 2008

Borracha (cf)

A parte de la inesperada aparecida,
pulías con actos el silencio del que nos habías rodeado.
Y mirando desde el costado de mi sobriedad,
te disfrutaba ver descolocando los parámetros de aquella noche.
No te suspiré lo suficiente,
no necesitaba sustancias externas
porque me embriagaba tener tu piel tan pegadita a la mía,
como nunca,
como esas mañanas de sueños lujuriales,
casi indespertables;
los que traen decepción con la vigilia.
Tratando de demostrar tu astucia y tus conquistas,
exprimías a la luz el interés, el que siempre te rehusaste a extirpar hasta de tu conciencia.
Desvinculando lo uno de lo otro y apagando hasta los costados,
no lo hubiera descubierto ni con una adivinanza de niños,
pero fue tu manera de decirlo.
Y esta vez yo me ausenté para no escucharlo,
y tus ojos que se pierden en el humo de sustancias,
me contagiaron esas ganas del descaro.
Para apretar el pasado y consumirlo en apenas una nota al pie,
pero la insustancia todavía usurpa y requería una imprudencia explícita para proceder de una manera no esperada,
o esperada pero en otro tiempo,
que ya no coincidía con ese que se decoraba con una música algo diversa a la de salón.
Y te quedas,
y me voy,
y me quedo,
y te vas.
Y el resto es viaje, ruta y colectivo.






MFL

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