Apelo pronto al día común para encontrar una manera desprovista de rareza.
Trunca en el intento, siempre recaemos en lo que éramos.
Aprendemos a cambiar o a simular mejor con los años; nos volvemos menos transparentes, pero el vacío continua por, sobre y con los simulacros.
¿Cuál es el vicio del Rey?
Tomo prestado estos signos y me revelo en la forma en que arbitrariamente me dejan. Si, muchos los conocen y más todavía los usan diariamente,
como usan las a las curitas y a los platos y a la gente.
Pero yo los elijo, o los empleo hoy no más por falta de otra cosa;
para combinarlos con un poco de movimiento y lucidez frente a la puerca seudo-libertad.
No gastes tus horas,
desde ya te advierto: no somos simples,
y lo que sistemáticamente utilizo tampoco.
Juntos armamos esta ecuación de disímil comprensión y ferviente atrevimiento,
que junto a tu voz ya se siente melodía.
MFL
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