miércoles, 26 de noviembre de 2008

La ciudad desde lejos





Apenas una cuestión de latitudes,
y de manera certera, exceptuando los aprietos inquietantes,
lo había aceptado.
Eso si, vete.
Vete porque no somos parecidos,
pero vete sobre todo por lo perecidos que fuimos.
Vete lanzando piedritas a las alcantarillas,
con sombras de fondo por una calle recta,
o oblicua, como prefieras,
pero vete.
Vete porque si,
vete porque si no no,
porque si no no puedo
y hago lo que no debo,
y ya ni siquiera deseo.
Vete con la mente en blanco, para no acoger excusas,
para no embriagarme con pretextos;
y excluir así la posibilidad de la vuelta.
Vete con la mirada fija al horizonte de edificios que restan a nuestras pieles,
y sucumben solos y fríos.
Y cuando tengas tu vista en ese plano general en el que somos polvo
disfrazado, esta vez, de hormigas,
no apeles a mi olvido.
Vete mudo, cansado, y solo y lejos.

MFL

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