“La ciudad me inspira” le dijo mientras caminaban al lado hacia la Terminal.
Habían comprado un sandwuchito de miga y lo comían de a dos mirando como se venia la noche;
no es que no tenían plata pero querían compartirlo.
¿cómo se comparte un chupetín? pensó
Si, también se puede.
Alrededor estaban ya todas las luces prendidas aunque seguían siendo cerca de las siete de la tarde.
El ruido de colectivos que iban y venían, ese barullo del Bullevard que se metía por todas partes dejaba que se chocaran los cuerpos, los brazos; sin que se sintiera el ruido sin que se notara.
El colectivo rojo tenía una cola larga que los dejaba verse un rato más;
de atrás un nene le pide que le compre una figurita y ella mira indiferente,
el chico pasa,
el colectivo pasa.
Camina sin mochila y pone cara de ofuscada por si desde el colectivo la mira,
porque siempre pone la misma cara cuando camina,
cuando habla,
o cuando pelea en la Facultad.
Un revoltijo de perros se le mete entra las piernas
le alborota el paso.
Se acomoda el saco y es Agosto
el Agosto frío de siempre,
el que nunca deja a nadie andando en la calle porque sí.
Mira el reloj pero ya no esta preocupada,
ahora no le improta llegar tarde a cualquier parte.
Esquiva la construcción de entremedio,
ignora la arena entre los pies
se acuerda de su cuarto,
de los parlantitos láticos de la pc,
la imagen para cuadro que le regaló la Vir y
"las palabras y las cosas" puesto chueco en la biblioteca.
De su estufa;
del vende churros de la esquina,
del cafe amargo y los termos vacios.
Todo de repente es amarillo
y el frió se estruja,
se achicharra,
se olvida,
no existe
o no le importa.
Flor lopez
2 comentarios:
genial!
;)
zuki.
Genia!!!!!
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