Cómplices de un rito que impusiste sin querer,
nos juntamos espontáneamente a esa hora.
Por una aparente casualidad terminamos de regreso por el mismo sendero de calles espesas que transpiran siempre unos cuantos rayos de sol.
Caminamos al lado, junto con nosotros unas charlas inconclusas que decoran el pasaje como mera reseña;
y abrimos un abismo de indiferencia desgarrada por paralelos desengaños.
Te muestras ambiguamente;
me muestro lejana y altiva;
y aviolantando el discurso un poco en defensa de los propio,
siempre nos reímos por encima de todo eso.
Y nos burlamos, sin admitirlo demasiado, de la frialdad;
de los amantes convencionales que caminan de la mano por la plaza;
de los vestidos; los anillos y las promesas;
hasta del resplandor que pretendía cegarnos, con nuestras gafas, nos reíamos.
Y mientras esquivábamos los vehículos de imprudente tránsito
pisoteábamos el tiempo.
Y las agujas del reloj pasaban a dibujar hexágonos para tenernos un poco más.
Siempre en sentido lateral,
para que se vaya todo más rápido,
para no decirnos nada directamente,
para que apropósito se aunaran los sentidos
analfabetamente entre tanto ruido y humo.
MFL
1 comentarios:
Me gusta lo que haces, es bueno que no caigas en lo que hacen todos de escribir cosas pseudo existencialistas sin sentido.
Beso.
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